El lunes 27 de febrero el papa Francisco reconoció las «virtudes heroicas» del médico alicantino Pedro Herrero Rubio pasando así a denominarse “Venerable”, lo que supone un paso adelante en su proceso de canonización. De este modo el Santo Padre aprobó así ayer el decreto que reconoce esas virtudes durante una audiencia celebrada con el prefecto de la Congregación para la Causa de los Santos, Angelo Amato.
Nacido en Alicante el 29 de abril de 1904, Herrero Rubio ejerció como médico pediatra y se casó en abril de 1931 con Patrocinio Javaloy Lizón, con quien no tuvo descendencia. Dedicó su vida a ayudar a los más necesitados y a los enfermos y murió el 5 de noviembre de 1978. El mismo día de su entierro el obispo diocesano Mons. Barrachina, anunció que se abriría el proceso de canonización constituyéndose para eso un grupo pro-canonización. Doce años después, en 1991, el obispo Álvarez Martínez autoriza para que se tomen tres declaraciones ne pereant probationes, y el 30 de junio de 1997 se celebró la sesión de apertura del proceso de instrucción diocesana presidida por el obispo Victorio Oliver, clausurada el 9 de junio de 1998. Los siguientes obispos Rafael Palmero y el actual Jesús Murgui han alentado esta causa de canonización y su difusión. La fama de santidad de Pedro Herrero hasta la actualidad se ha mantenido y ha ido en aumento, siendo para muchos estímulo de una vida cristiana en santidad.
El camino hacia la santidad en la Iglesia católica tiene varias etapas. Tras esta en el que el papa Francisco ha reconocido las virtudes heroicas de Pedro Herrero, pasando a ser considerado «Venerable», los pasos sucesivos son la beatificación y la canonización. Para que un venerable sea beatificado es necesario que se haya producido y confirmado un milagro debido a su intercesión y para que sea canonizado (declarado santo) es necesario un segundo milagro, que debe producirse tras ser proclamado beato.
PEDRO HERRERO RUBIO, esposo y médico
Pedro Herrero Rubio estudió medicina en la Facultad de San Carlos en Madrid. Su primera especialización fue la ginecología, pero muy pronto cambió por la pediatría, especializándose en Paris y Bruselas (1928). Terminados sus estudios de medicina, comenzó su trabajo pediátrico en la Beneficencia Provincial de su ciudad natal de Alicante, llegando a dirigir el servicio de hospitalización infantil, entregándose con abnegación a los niños enfermos y empleando incluso sus propios recursos materiales para remediar las necesidades de las familias.
La persecución religiosa durante los años treinta no impidió que siguiera su vida cristiana desde la clandestinidad, y su atención médica, especialmente con los pobres. Fue detenido en 1937 por su condición de católico siendo liberado a petición de una comisión de mujeres, obreros y milicianos de Alicante aludiendo razones de su generosa entrega a los más pobres.
Fue director de pediatría de la Beneficencia, director del Dispensario de la Junta provincial de menores; médico y miembro del Tribunal de Menores; director del Hospital Provincial de Alicante y de los servicios de Puericultura de la Dirección General de Sanidad; y promovió la fundación del Cottolengo del Padre Alegre.
Son frecuentes sus donativos «debajo de la almohada»; su andar a los barrios pobres para atender a los niños enfermos; sus intensas oraciones por la curación de sus enfermos; compaginaba la caridad asistencial y ser consejero espiritual; sus compañeros del personal sanitario destacan su trato delicado y atento, alcanzando, también un alto prestigio y autoridad moral entre sus colegas médicos. En definitiva, ejerció la especialidad de pediatría por vocación, sabiendo unir, desde la fe, la ciencia y la caridad.
Perteneció a la Adoración Nocturna (1956-1979), siendo Vicepresidente de la misma; a la Archicofradía de la Virgen del Remedio; a la Acción Católica; el Apostolado de la Oración; las Congregaciones marianas; a diversas Hermandades de Semana Santa y, como médico, a la Hermandad de San Cosme y San Damián, de la cual fue presidente veintiséis años.
Durante cuatro años (1954-1960) ejerció como concejal de la ciudad de Alicante, no por estar afiliado a un partido político, sino al ser elegido por el Gobernador provincial dada su valía personal. En octubre de 1970, se le otorgó el cargo honorifico de Médico Decano Honorífico del Cuerpo de Médicos de la Beneficencia Provincial. En octubre de 1974, se le concedió la Medalla de Oro de la Provincia. En junio de 1976, se le otorgó la Cruz de Primera clase y distintivo Blanco de la Orden Civil de Beneficencia, y por último se le concedió el título de Hijo ilustre de la ciudad de Alicante.
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D. Pedro fue amigo personal de mis abuelos. Y hasta hoy mi madre me cuanto muchas cosas de el. Mejor persona imposible .