Con motivo de la festividad del Corpus Christi y en el marco de su campaña ‘El poder de cada persona’, Cáritas Diocesana de Orihuela-Alicante ha presentado esta mañana su Memoria Anual, en la que hace balance del trabajo realizado durante el 2019. En ella se ha contado con la presencia del obispo diocesano, Jesús Murgui, el director de Cáritas Diocesana, Víctor Mellado, y el secretario general de Cáritas Diocesana, Francisco Javier Ruvira.
El año 2019 ha dejado una valoración ambivalente: por un lado, ha estado marcado por la progresiva reducción del número de personas en situación de vulnerabilidad y exclusión, pero al mismo tiempo significó la constatación del enquistamiento de una parte de la población.
El Informe FOESSA de la Comunidad Valenciana, que se presentó a finales de año, indica que la exclusión social se reduce, aunque se mantiene por encima de la media española y que un millón de personas continúa en situación de exclusión, el 20,3 por ciento de la población, además casi medio millón de personas en exclusión severa en nuestra Comunidad.
La acción de Cáritas Diocesana de Orihuela-Alicante ha llegado a 43.090 personas, representando un 9,66% menos que el año anterior en el que se apoyó a 45.065 personas. La inversión en este periodo ha sido de 3.478.950 € en ayuda social y lucha contra la exclusión, de los que 1.827.822 € han sido destinados a la acogida y apoyo a personas sin hogar.
La mayor parte de las personas que acuden a los servicios de Cáritas son las que se encuentran en peor situación de exclusión, aquellas a las que no les ha llegado la recuperación y que estaban en una situación precaria antes de la crisis. Son la sociedad expulsada.
Los principales perfiles de personas ayudadas en 2019 han sido familias compuestas por personas jóvenes, mujeres solas y con hijos, familias con progenitores con bajo nivel de estudios, trabajadores pobres y personas extranjeras.
La realidad de pobreza y exclusión que Cáritas acompaña cada día tiene rostro de mujer, siendo el 64 % de las personas que solicitan ayuda Cáritas. También Cáritas ha acompañado a 192 mujeres en la Diócesis que han sufrido violencia de género y se ha incrementado el trabajo en red contra la trata de mujeres con fines de explotación sexual.
La exclusión es una realidad que mayoritariamente afecta a familias, por ello se ha potenciado el acompañamiento a los menores para romper la tendencia de la herencia de la pobreza.
En cuanto a las personas que ha atendido Cáritas Diocesana en el pasado ejercicio el 47% fueron españolas, un 8,7% de la UE y casi el 44% de fuera de la UE.
Desde Cáritas Diocesana de Orihuela-Alicante se ha potenciado el trabajo en el ámbito del empleo y la inserción laboral, acompañando a 1.149 personas en los procesos de inserción laboral, aumentando significativamente las personas acompañadas en los recursos de empleo y formación respecto al año anterior. Mayoritariamente han sido mujeres (76%).
Uno de los ejes fundamentales de la acción de Cáritas en la Diócesis de Orihuela-Alicante es la acogida y el acompañamiento a las personas sin hogar. Cáritas ha atendido a 1.229 personas sin hogar en sus recursos residenciales y a través de los dispositivos de calle con los que cuenta siendo mayoritariamente hombres (70%) de nacionalidad española (75%).
Cabe resaltar, como viene siendo la tónica en los últimos años, el alto número de personas sin hogar que padecen algún trastorno de salud mental: trastorno psicótico, de personalidad, espectro traumático, dependencias a alguna sustancia y depresión mayor. Un 65% de las personas atendidas tenían trastornos de salud mental.
Para realizar su labor Cáritas Diocesana cuenta con 2.490 voluntarios que, a través de 152 Cáritas parroquiales, atienden a las personas y familias en todas las ciudades, barrios y pueblos de la Diócesis, habiendo aumentado en el último año en más de 200 personas comprometidas en la institución.
En la Comunidad Valenciana la acción de Cáritas llegó a 118.150 personas a través de las 684 Cáritas parroquiales que trabajan en el territorio, realizando una inversión el pasado año de 12.040.013 €.
Actividad en momentos de crisis
Durante la comparecencia, el obispo, Jesús Murgui, agradeció y alabó la labor realizada por la entidad, por su trabajo por la justicia, especialmente este año y en los momentos de crisis de los últimos tiempos, tanto durante la DANA del pasado mes de septiembre como durante la pandemia del COVID-19. “Todos sabemos que las necesidades tienen unas causas, no solo circunstancias, y en la medida que hagamos un mundo más justo, un mundo mejor, se atacarán las raíces de la pobreza y por tanto, no nos conformamos solo con poner parches o arreglos de emergencia, aunque haya que hacerlos, en la medida de lo posible debemos trabajar en que estas causas se eliminen y acabemos con la pobreza”, señaló Monseñor Murgui.
Por su parte, los representantes de Cáritas Diocesana incidieron en la colaboración que han tenido tanto de empresas como de particulares en los momentos más difíciles y comentaron que “todo esto nos da una perspectiva de que coordinándonos y con la solidaridad de la gente, hemos podido hacer toda esta acción porque tenemos una fortaleza institucional, incluso con fondos propios para atender todas estas ayudas, pero también hemos tenido ingresos, tanto de particulares como de empresas, que han apoyado estas medidas”.
El director de la entidad, Víctor Mellado, resaltó que mediante la coordinación, solidaridad e innovación “la mayoría de los retos que tenemos se pueden intentar solventar”, y puso como ejemplo los centros de personas sin hogar provisionales que se han abierto durante la crisis social del coronavirus en todas las grandes ciudades, como en Elche y Alicante, entre otras, y en otras muchas localidades. “Hemos pasado de tener a la gente en la calle a que estén en centros atendidos, solventando un problema que lleva años sin resolver, como muestran todos los informes sobre que el número de personas en la calle seguía aumentando con más de 40.000 en toda España”. Y apuntó que deberán abordar con las administraciones el futuro de estas instalaciones para que estas personas no vuelvan a quedarse sin hogar.
Durante la pandemia, Cáritas ha multiplicado su actividad, manteniendo los centros para personas sin hogar, las atenciones de las parroquias a través de vía telefónica y con la puesta en marcha de una línea 900 atendida por un equipo técnico y de voluntarios para asistir a los colectivos más vulnerables, entre otras muchas acciones.
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