El papa Francisco, a la hora de escribir su encíclica sobre la fraternidad y amistad social, también ha pensado en la economía.
Lo hace aportando una lectura evangélica a las consecuencias de los abusos de cualquier modelo económico para la gran mayoría de la humanidad.
En la administración eficaz y razonable de los bienes, el Papa acude a la Doctrina Social de la Iglesia y la desarrolla para recordarnos la subordinación de la propiedad privada al principio del destino universal de los bienes creados y, por tanto, insistiendo en su función social.
En estos tiempos hay que promover una nueva regulación de la actividad financiera que impida riquezas especulativas y ficticias. Esta tarea recae en nuestra corresponsabilidad. Todos debemos iniciar procesos y transformaciones hacia una economía real, como sugiere Fratelli tutti.
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«El mundo avanzaba de manera implacable hacia una economía que procuraba reducir los “costos humanos”. Se pretende que la libertad de mercado basta para que todo esté asegurado.
La especulación financiera con la ganancia fácil como fin fundamental sigue causando estragos.
Es necesaria una nueva economía más atenta a los principios éticos, una economía integrada en un proyecto político, social, cultural y popular que busque el bien común.
Las políticas económicas deben promover una economía que favorezca la diversidad productiva y la creatividad empresarial.
El mercado solo no resuelve todo. Sin formas internas de solidaridad y de confianza recíproca, el mercado no puede cumplir plenamente su propia función económica.
El desarrollo humano integral exige políticas sociales hacia los pobres y con los pobres.
Se debe abrir camino a oportunidades diferentes, que no implican detener la creatividad humana y su sueño de progreso, sino orientar esa energía con cauces nuevos.
Solidaridad es pensar y actuar en términos de comunidad, de prioridad de la vida de todos. Es también luchar contra las causas estructurales de la pobreza.
Dios ha dado la tierra a todo el género humano para que ella sustente a todos sus habitantes, sin excluir a nadie ni privilegiar a ninguno. La propiedad privada no es absoluta, tiene una función social».
El papa Francisco escribe en Fratelli tuti que hay cosas que se deben cambiar con nuevos planteamientos y transformaciones importantes. La economía no es una excepción.
Hay reglas económicas que resultaron eficaces para el crecimiento, pero no así para el desarrollo humano integral. Aumentó la riqueza, pero no para todos por igual. Nacen nuevos tipos de pobreza. Cuando dicen que el mundo moderno redujo la pobreza, lo hacen midiéndola con criterios de otras épocas no comparables con la realidad actual. La pobreza siempre se analiza y se entiende en el contexto de las posibilidades reales de un momento histórico concreto.
Nuevos estilos de vida
- La pandemia ha llegado en un momento en el que el mundo avanzaba hacia una economía que tenía sus esperanzas en los avances tecnológicos para reducir los costes humanos. Algunos piensan que basta la libertad de mercado para que todo esté asegurado. Sin embargo, el golpe duro e inesperado de esta pandemia ha obligado a volver a pensar en los seres humanos, en todos, más que en el beneficio de algunos (Cf. Ft 33).
- El dolor, la incertidumbre, el temor y la conciencia de los propios límites que ha despertado la pandemia, hacen plantearse nuestros estilos de vida, nuestras relaciones, la organización de nuestras sociedades y sobre todo el sentido de nuestra existencia (Cf. Ft 33).
- Es preciso rehabilitar una sana política que no esté sometida al dictado de las finanzas. La dignidad humana está en el centro de todas las relaciones y sobre ese pilar se deben construir las estructuras sociales y económicas alternativas que necesitamos (Cf. Ft 168).
Diversidad y creatividad
El ejemplo de solidaridad que se da entre los que sufren
- El ejemplo de solidaridad que se vive entre los últimos, los que sufren, o los más pobres nos recuerda un valor que nuestra civilización parece haber olvidado. La solidaridad expresa mucho más que algunos actos de generosidad esporádicos. Solidaridad es pensar y actuar en términos de comunidad, de prioridad de la vida de todos sobre la apropiación de los bienes por parte de algunos. También es luchar contra las causas estructurales de la pobreza, la desigualdad, la falta de trabajo, de tierra y de vivienda, la negación de los derechos sociales y laborales. La solidaridad es un modo de hacer historia (Cf. Ft 116).
- Esa misma solidaridad se vive en algunos barrios populares, donde existe el espíritu del “vecindario” por el que cada uno siente espontáneamente el deber de acompañar y ayudar al vecino. En estos lugares que conservan esos valores comunitarios, se viven las relaciones de cercanía con notas de gratuidad, solidaridad y reciprocidad, a partir del sentido de un “nosotros”. Ojalá pudiera vivirse esto también entre países cercanos, que sean capaces de construir una vecindad cordial entre sus pueblos. Pero las visiones individualistas se traducen en las relaciones entre países (Ft 152).
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